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Por Felipe Estefan , Gabriela Hadid y Rafael Georges

Midiendo percepciones sobre democracia en América Latina durante la pandemia de COVID-19

El COVID-19 ha tenido un impacto devastador en América Latina, con más de 12 millones de casos reportados hasta el momento. La región estaba destinada a ser vulnerable a la pandemia por factores desde la alta densidad de población en los centros urbanos hasta la prestación desigual de servicios públicos. Sin embargo, el enorme impacto de la pandemia en América Latina es claramente el resultado de una mala gestión de la crisis por parte de los líderes políticos.

Desde Brasil hasta México, los líderes populistas han minimizado la gravedad de la pandemia, eludido la desinformación y respondido ineficazmente. Desafortunadamente, este es sólo el ejemplo más reciente de democracias latinoamericanas que no están logrando los resultados que los ciudadanos merecen.

Incluso después de una era de resurgimiento democrático, América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo y se estima que cerca de 5 millones de personas más caerán en la pobreza extrema a finales de año.

La democracia latinoamericana enfrenta una crisis de representación y una crisis de confianza. Con demasiada frecuencia, los políticos no representan a las comunidades a las que buscan servir, administran mal o roban fondos públicos y, en última instancia, obstaculizan el desarrollo inclusivo. A medida que la promesa de la democracia sigue siendo insuficiente, es comprensible que se haya generado una desilusión entre la ciudadanía. Latinobarómetro evidenció que la insatisfacción con la democracia en América Latina aumentó del 51% al 71% entre 2009 y 2018.

En este contexto, Luminate se propuso medir la manera en la que las percepciones sobre democracia en América Latina estaba evolucionando durante la pandemia. Nos complace publicar una nueva investigación, Percepciones sobre Democracia en América Latina, que se realizó a través de una encuesta aleatoria en línea que recopiló un total de 26,000 respuestas en tres mediciones (mayo, agosto y octubre de 2020) en cuatro países (Argentina, Brasil, Colombia y México). La investigación se propuso medir la favorabilidad hacia la democracia, la satisfacción con las respuestas de los líderes a la crisis del COVID-19 y la confianza en las fuentes de información, entre otras áreas.

Los hallazgos sugieren que a medida que ha progresado el COVID-19, la satisfacción de los ciudadanos con la gestión gubernamental de la crisis ha disminuido en todos los países, excepto en Brasil. Al tiempo que ha aumentado la predisposición a las protestas, el apoyo a la democracia continúa en constante declive comparado con las altas calificaciones favorables de años anteriores. Si bien los grupos demográficos de mayor edad muestran una marcada favorabilidad hacia la democracia, los jóvenes tienden a tener opiniones menos favorables. Además, si bien el acceso a la información juega un papel clave en el contexto de cualquier crisis de salud pública, la confianza en esa fuentes de información está en un nivel muy bajo en todos los países.

Los resultados más destacados de la encuesta incluyen:

  • La percepción ciudadana sobre el manejo favorable del COVID-19 está disminuyendo rápidamente, en todos los países excepto Brasil: Entre mayo y octubre, ha habido una disminución significativa en el porcentaje de encuestados en Argentina, Colombia y México que creen que el gobierno está manejando bien o muy bien la crisis. La caída más pronunciada ocurrió en Argentina, donde el 84% creía que su gobierno estaba manejando bien o muy bien la crisis en mayo, mientras que sólo el 52% dijo lo mismo en octubre. En contraste, la opinión pública sobre el manejo del COVID-19 por parte del gobierno ha mejorado en Brasil, con el 50% de los encuestados aprobando el manejo gubernamental de la pandemia en octubre, diez puntos más que en mayo. Creemos que a medida que las restricciones se extendieron más allá de lo que se esperaba originalmente y cuando las noticias evidenciaron cuánto peor estaban los países encuestados en comparación con otros, la percepción tendió en una dirección negativa.
  • A medida que ha avanzado el COVID-19, la popularidad de los presidentes ha caído en todos los países, excepto en Brasil: En Argentina, Colombia y México, la mayoría de los encuestados no votarían por el presidente actual si las elecciones acontecieran mañana. Sólo en Brasil, el presidente aumentó su probabilidad de una hipotética reelección. Presumimos que el ambicioso programa de transferencias de dinero que se promulgó en Brasil en respuesta a la crisis ha aumentado significativamente la popularidad del Presidente Bolsonaro, incluso a pesar de la gran cantidad de casos y muertes de COVID-19 en el país. Aún así, los resultados de las recientes elecciones locales dan a sugerir que su popularidad podría volver a bajar, lo cual sería exacerbado si el programa de transferencias de dinero se limitara en el futuro, como se espera.
  • La favorabilidad de la democracia está en declive, particularmente entre los jóvenes: El nivel de apoyo a la democracia es menor que en la encuesta anterior de Luminate en 2018. Entre los países encuestados, Argentina tiene el mayor apoyo a la democracia (67%), seguido de Colombia (63%), Brasil (62%) y México (61%), pero esas cifras son más bajas que en el pasado. Los que tienen entre 45 y 64 años tienen la preferencia más fuerte por la democracia, con un 72% que dice que la democracia siempre es preferible, en comparación con sólo el 54% de los que tienen entre 16 y 24 años que dicen lo mismo. De manera constante en los cuatro países, cuanto más joven es una persona, menos probable es que tenga una visión favorable de la democracia. Nuestra hipótesis es que los ciudadanos más jóvenes que no han vivido bajo el tipo de regímenes dictatoriales que las generaciones anteriores conocieron tienen menor probabilidad de tener una opinión favorable de la democracia y tienen una mayor propensión a considerar alternativas.
  • La confianza en las fuentes de información es muy baja: En Colombia el 25% de los encuestados reportó no confiar en ninguna fuente de información, ni siquiera en científicos, médicos, periodistas o políticos. Lo mismo ocurre con el 20% de los encuestados en México y en Brasil. Nuestra hipótesis es que la mayor conciencia de la difusión de la desinformación, combinada con el ataque sistemático de los líderes populistas a la ciencia y el periodismo, está socavando la credibilidad de todas las fuentes de información.
  • Hay una mayoría creciente de encuestados que no están dispuestos a ceder sus derechos por seguridad: Este sentimiento es más pronunciado en México, donde el 65% de los encuestados dijeron que no estarían dispuestos a intercambiar sus derechos por seguridad en octubre, frente al 60% que dijo lo mismo en mayo. Aquellos cuyos ingresos han disminuido durante la pandemia tienen el sentimiento más fuerte en contra de cambiar sus derechos por seguridad, y el 66% dice que no estaría dispuesto a hacerlo. Planteamos la hipótesis de que a medida que los ciudadanos cuestionan la capacidad de los gobiernos para mantenerlos a salvo, la falta de confianza en las instituciones afecta la voluntad de los ciudadanos de comprometer los derechos individuales en la búsqueda de un beneficio colectivo que pueden considerar improbable o incierto.
  • A medida que ha avanzado COVID-19, ha crecido el apoyo a las protestas contra los gobiernos, con fuertes aumentos en Argentina y Colombia: En Argentina, el apoyo a las protestas ha aumentado del 45% en agosto al 53% en octubre, mientras que en Colombia aumentó del 44% al 51% en el mismo período. El aumento parece corresponder directamente con una disminución en el número de quienes afirmaron que era demasiado inseguro protestar en las primeras etapas de la pandemia, el cual cayó del 26% en agosto al 14% en octubre. En México y Brasil, ha habido pocos cambios en las perspectivas de los encuestados sobre el derecho a protestar durante COVID-19. En ambos países, una ligera mayoría de los encuestados apoya las protestas (50% en México, 52% en Brasil). Presumimos que el aumento en el apoyo a las protestas es el resultado de la creciente insatisfacción sobre la respuesta gubernamental a la pandemia, el impacto económico cada vez mayor de la misma, y el hecho de que los ciudadanos se han acostumbrado a los riesgos para la salud pública que plantea la pandemia.

Estos hallazgos revelan señales preocupantes para el futuro de la democracia latinoamericana. El declive tangible en la favorabilidad hacia la democracia, particularmente entre los jóvenes, combinado con el apoyo a las protestas y la creciente insatisfacción con la clase política actual, sugiere un período de alta volatilidad política.

Luminate espera que esta investigación sirva para informar los esfuerzos necesarios para re-imaginar democracias más efectivas e inclusivas en una América Latina post-pandémica.